Autobiografía : El momento

2012. Rob Verf.

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Con frecuencia me preguntan de dónde proviene mi inspiración y qué temas me interesan. A fin de no perderme en un caos de explicaciones repetidas, traté de desarrollar mis argumentos en un orden estructurado. Este texto se organiza en dos secciones: biografía y conceptos. En su conjunto, refleja mi formación como artista y desarrolla los temas que más me fascinan.

Insomnio

Crecí como un niño delgado. No tenía deseos de comer y estaba nervioso todo el tiempo. Me refiero a mis reacciones hacia las personas que trataban de imponer su mundo sobre mí. Durante el matrimonio de mis padres y su separación desarrollé trastornos de neurosis que fueron eliminados en una etapa temprana con tranquilizantes. A veces hablaba tan rápido que los músculos de mi boca no podían adaptarse a la velocidad de mi expresión y la gente no podía entender lo que decía. No poder de expresarme con claridad, a la misma velocidad de mis pensamientos, me hizo sentir frustrado y minusválido, incapaz de hacer visibles los sentimientos que me hubiese gustado comunicar.

Era adicto a la televisión, frente a la que estaba cada segundo del día. Mi madre tenía que arrastrarme fuera de la pantalla todo el tiempo. Solía ver muy cerca del televisor, de modo que sus fronteras coincidieran con las fronteras de mi visión. De esa manera me convertía por completo en parte de su espacio virtual, como si estuviera en su interior. Una de mis actividades favoritas era mirar fijamente el efecto de la estática del televisor sin señal e imaginar que podía sentir cómo se movía a mi alrededor en todas direcciones. Subía el volumen al tope y tenía la sensación de que estaba en otro universo. También me gustaba escuchar el sonido monótono que el televisor emitía cuando la programación diaria se había terminado y el canal salía del aire. Este sonido continuo se sentía como otro universo. Allí me sentía seguro y alejado de la realidad cotidiana. A veces, en medio de la noche, mientras todos dormían, me gustaba meterme en el living para escuchar el sonido o ver la estática.

Además de ver mucha televisión, leía un montón de historietas de editoriales como DC y Marvel, especialmente Batman y Silver Surfer, pero The Fantastic Four eran mis favoritos. Cuando salía a hurtadillas de la cama en medio de la noche a ver la estática de la televisión me sentía como Reed Richards entrando en la Zona negativa,8 viajando a través del Área de distorsión.9

Tenía noches de insomnio con pesadillas horribles y a veces alucinaba con abstracciones psicodélicas. Todavía era un niño y no entendía lo que me pasaba y me sentía incapaz de explicarlo a los demás. Tenía la sensación de que nadie en mi familia entendía lo que me pasaba. Me di cuenta de que en esos momentos de insomnio mi conciencia se movía en una especie de limbo entre la vigilia y el sueño. Me hubiese gustado ver en el interior de mis ojos para ver cómo la sangre y el líquido se convertían en círculos y colores explosivos. Al despertar, no quería solo abrir los ojos y mirar, sino ver en el espacio vacío entre mi persona y un objeto. Con esta mirada centrada en el interior de mis ojos y, al mismo tiempo, en el espacio vacío que estaba viendo, producía un movimiento visual hacia adelante y hacia atrás. No quería tener estas alucinaciones. Quería dormir, pero no podía hasta altas horas de la noche. Casi me volvía loco. Treinta años después encontré la respuesta visual a estas alucinaciones ópticas cuando estuve conectado a un estimulador cerebral en una demostración de realidad virtual en 3D.10

Cuando era adolescente solía pasar mucho tiempo en la calle con mis amigos, como un joven delincuente. Me gustaba hacer dibujos, pero en ese momento el arte no estaba en mis pensamientos. Sin embargo, algunas experiencias visuales fueron muy importantes. Hubo un momento que tuvo un profundo impacto en mí y que quedó grabado en mi memoria para siempre.

Cuando tenía unos dieciséis años pasaba cierto tiempo en un centro juvenil con una “pandilla”. En el bar había rockeros y ciclistas, algunos amigos de los amigos y también dos asistentes sociales de sexo femenino. Uno de los amigos de los amigos –un loco peligroso– se levantó de su silla y se acercó a una de las trabajadoras sociales. Completamente borracho, tomó una pistola de su campera y se la apretó con fuerza contra su cabeza. “Ahora te voy a disparar a la cabeza”, le gritó. Yo estaba sentado al otro lado de la barra mirando la escena. La mujer entró en un shock que la paralizó. Sus ojos estaban muy abiertos y me miraba. Me miraba fijamente a los ojos. Era la mirada penetrante de alguien que ya había aceptado que iba a morir con el clic que se avecinaba. Todos los colores se volvieron grises a su alrededor. “Era una broma”, dijo el estúpido borracho, y guardó el arma. La mujer se quedó inmóvil, se desmayó y cayó de cara en la barra.

Por un momento había mirado profundamente en la ventana de la muerte. El vacío. Nada. El tiempo había dejado de existir. El espacio había dejado de existir. Ese sentimiento, ese vacío, se quedó conmigo desde entonces. El vacío entre las cosas. El espacio entre los objetos. Conocía esta percepción desde mis noches de desvelo infantil, pero en ese momento fue como si se abriese una puerta. La confrontación con la profundidad de la mirada de la mujer fue una confrontación con la profundidad de las cosas. Era la libertad total, creada por el vacío de la existencia.

Dibujos secretos

Otro encuentro visual que resultó una experiencia fundamental fue mi primera exposición a la pornografía. Fue conflictiva, porque yo era bastante joven. Cuando tenía unos doce años iba a mirar a escondidas desde la parte de atrás de un cine porno con algunos chicos de la calle. Nos parábamos en la parte trasera con nuestras bicicletas para poder ver a través de la ventana películas con los temas más bizarros: sexo con animales, sadomasoquismo u otro tipo de pornografía fuerte. Después de ver la película, en lugar de estar sexualmente interesados, estábamos en un completo estado de shock. Hablábamos de lo que habíamos visto durante días, en un estado enfermizo excitante. Para liberarme de esa energía que mezclaba la fascinación y la repulsión me encerraba en mi habitación y secretamente hacía dibujos de terror eróticos.

Recibí mi primera educación artística en la Escuela Técnica Superior de Pintura en Utrecht (NIMETO). Comencé cuando tenía alrededor de diecisiete años. La escuela se dividía en dos departamentos: la parte técnica para los pintores y una sección para decoradores de vidrieras. Este segundo departamento estaba integrado sobre todo por alumnas. Cuando comencé a tener amigos del sexo opuesto mis intereses cambiaron, mi comportamiento adolescente disminuyó rápidamente. El contacto con mis amigas del departamento de decoración de vidrieras me llevó a tomar cursos de maquillaje y de fotografía.

Hasta ese momento el mundo de mis fascinaciones sexuales estaba representado por cómics sobre erotismo y terror como Lucifera11 o Biancaneve.12 Por la noche, dibujaba mis propias variaciones de estos dibujos eróticos. Dado que eran explícitamente personales los destruía tan pronto como los terminaba por miedo a que alguien más pudiese verlos. Me encontraba en el conflicto blasfemo entre un erotismo dulce y romántico al que me introdujeron algunas amigas (por ejemplo, las fotos de David Hamilton (1933 -) y el mundo femenino de las revistas de moda) y el de la explotación sexual de las películas de terror y los cómics pornográficos. Vivía la vida sexual de un Doctor Jekyll y Mister Hyde. A veces trataba de esconder los dibujos que no había terminado, pero me olvidaba de dónde los había puesto. Podían aparecer en un libro escolar en la mitad de una clase, o peor aún: un día los escondí fuera de mi ventana, en el dormitorio, y una brisa los dispersó por todo el barrio. Tuve que salir a hurtadillas en la mitad de la noche a recogerlos en secreto en los jardines de los vecinos, esperando que nadie las hubiese encontrado. Estos dibujos se convirtieron en una obsesión adictiva y apenas dormía, dibujando toda la noche, hasta que tenía que ir al colegio al día siguiente. Bebía litros de café todos los días para mantenerme despierto y tomaba aspirinas para tratar de conciliar el sueño durante unas horas por la noche hasta que un día me derrumbó de agotamiento; sabía que tenía que parar con esta adicción antes de que ésta me detuviese a mí. En todos los años que siguieron mi arte estuvo envuelto en el tema de hacer en secreto. La obra ha sido siempre una expresión muy personal, creada en aislamiento.

Me encantaban los comics para adultos de Leone Frollo (1931 -) como Lucifera o Biancaneve. Lo interesante de estos cómics es que las figuras y sus gestos vuelven a aparecer en distintos números como diferentes personajes. La figura de Lucifera se convierte en una rubia o tiene el pelo más corto para expresar un personaje diferente. Puede incluso tener la misma postura, sólo con un brazo o una pierna en una posición diferente. Las figuras se construyen como lo hacen las letras en una palabra, se crea una personalidad visual. Hacía mis dibujos eróticos del mismo modo. Sin conocer la mítica historia de la pintura de Helena realizada por el pintor Zeuxis (5 o 4 o siglo aC),13 tomaba poses y detalles de las revistas, cómics y fotogramas de películas y los conviertía en elementos de mis propios dibujos eróticos.

Utrecht

En 1981 comencé la Escuela Técnica Superior de Pintura en Utrecht (NIMETO). Era una escuela académica muy estricta. Allí aprendí todo lo que tenía que ver con la pintura: pintura de casas, pintura industrial con spray para autos, pintura de carteles y de letras, técnicas de decoración de interior, pruebas de de pintura de laboratorio, entre otras. En la escuela técnica teníamos que dibujar muchas naturalezas muertas. Nos enseñaban diferentes teorías de los colores: Albert Munsell, W. von Goethe y Wilhelm Ostwald. Mezclaba colores en círculos y en triángulos, elaboraba el color mezclándolo todo el tiempo.

Tenía que pintar letras a mano con una simple pincelada durante cuatro o seis horas sin parar. Esa fue la formación académica que recibí. Después de terminar la Escuela Técnica Superior de Pintura, fui a la escuela de Arte (HKU) en la misma ciudad. La enseñanza aquí se basaba en una visión muy cercana al Expresionismo Abstracto. Era una perspectiva basada en la auto expresión, menos académica. Muchos maestros trabajaban en el estilo creado por el Neue Wilde14 y los neo expresionistas. Constantemente tenía que ver obras de Anselm Kiefer, Albert Oehlen, Joseph Beuys, Georg Baselitz, Jorg Immendorf y muchos otros alemanes: si no estabas familiarizados con ellos, los maestros se aseguraban de que lo estuvierses. Si preguntabas por otras propuestas técnicas que las que a ellos les interesaban, se aseguraban de “ponerte en tu lugar” nuevamente.

Al provenir de una formación técnica sentía la escuela de arte completamente libre, sin estructura de ningún tipo. Cuando me matriculé conocía todo sobre los materiales de la pintura, pero nada sobre otros materiales.

En esta escuela tuve que ponerme al día en la historia del arte y hacerlo rápido. Sabía un poco, sobre todo acerca de los clásicos como Goya, Rembrandt, Delacroix o Seanredam. Me habían enseñado los principios básicos de la historia del arte en la Escuela Técnica y conocía las leyes de la perspectiva, la proyección, la composición y la fabricación de pintura, pero nunca me habían enseñado nada sobre arte moderno o contemporáneo. Me encontré en medio de una orgía de arte, con miles de soluciones visuales. Las preguntas que siempre me habían perseguido repentinamente tenían respuestas. Salté del cubismo (y Dazzle camuflage15 como una reacción a éste), al Expresionismo Abstracto, Fluxus, Pop Art, dadaísmo, surrealismo, hasta al arte conceptual: aprendí sobre todo al mismo tiempo. Tantas maneras diferentes e interesantes de expresarte. Quería estudiar a los artistas, copiarlos y copiar a otros estudiantes que copiaban a otros artistas. Miraba con completa fascinación las obras de Kurt Schwitters, Marcel Duchamp, Kandinsky, Picasso, Willem de Kooning, Cobra, Philip Guston, Robert Rauschenberg… y cientos de otros. Willem de Kooning: un pintor de brocha gorda como yo. ¡Mira sus mujeres! Karel Appel: otro pintor de brocha gorda como yo. ¡Qué libertad, qué expresión, eso era la pintura! Lo que todavía tenía que descubrir en medio de todo esto era quién era yo…

Era magnífico ver cómo los artistas transformaban sus fascinaciones y su energía en obras de arte. Pero, ¿qué sobre mí? Ese espejo todavía no había sido construido ni pulido. La escuela de arte estaba muy centrada en la auto expresión. Te hacía consciente de por qué y cómo hacías lo que hacías. No había reglas que te dijesen que no podías hacer trabajos tridimensionales si estabas en una clase de pintura. Los profesores te explicaban el uso de los materiales solo cuando surgía algún problema con ellos. “Comienza a hacer, luego conversamos. En arte no hay leyes, solo problemeas que esperan una solución”.

8 La zona negativa es un escenario ficticio, un universo anti-materia representado en las publicaciones de comics de Marvel. Creado por Stan Lee y Jack Kirby, apareció por primera vez en Fantastic Four # 51 (junio de 1966). En esencia, se trata de un universo paralelo al de la Tierra. Los dos tienen muchas similitudes, pero incluyen algunas diferencias dignas de mención: toda la materia en la zona negativa está cargada negativamente, la zona negativa está llena de una atmósfera presurizada, respirable, y cerca del centro hay un vórtice fatal de indescriptible poder.
9 Los seres generalmente entran a la zona negativa a través del área de distorsión. Se trata de una esfera invisible de la energía que reside en la zona negativa, pero a la que se puede acceder desde muchos lugares de la tierra. Golpeando el terreno con una longitud de onda precisa de energía, se abre una grieta entre ambas dimensiones conectadas por el área de distorsión. Esta área actúa como un amortiguador entre dos universos polares opuestos y altera la propia polaridad de un viajero, para que pueda existir en la otra dimensión sin daño alguno. Cuando se activa, el área de distorsión se ve desde el exterior como una fuente de energía crepitante de aproximadamente seis pies de circunferencia. Este efecto sólo dura mientras se activa el campo y, una vez cerrado, se hace invisible de nuevo. La materia cercana es arrastrada hacia el vacío casi total de la zona de distorsión y “cae” unos 50 segundos antes de emerger en el otro lado. El área de distorsión en sí es casi indescriptible. Los seres humanos no pueden comprenderla de forma precisa o registrar lo que sucede dentro de ella. La mente de los viajeros trata de compensar la experiencia de una extraña pantalla de luz y color. Todo esto, combiando con la turbulencia natural de la zona, hace que muchos encuentren el viaje no placentero.
10 La respuesta a la estimulación cerebral (BSR) es un fenómeno en el que la estimulación directa de una región del cerebro a través de productos químicos o eléctricos es gratificante y puede servir como un refuerzo operativo. La estimulación activa el sistema de recompensas e instala hábitos de respuesta similares a aquellos que se establecen por medio de recompensas naturales tales como el agua y la comida.
11 Lucifera es la anti-heroína epónima de un libro italiano de comics popular en los años setenta. El personaje de Lucifera es un demonio / súcubo dedicado a luchar contra las fuerzas de la bondad. Visitante frecuente del infierno, también le gusta enviar a otros allí para que sean atormentados. Sus aventuras están llenas de un muy explícito, incluso humorístico erotismo. Algunas historias involucran sado-masoquismo, ejecuciones, e incluso acoso sexual por una araña gigante. En el mundo de la superficie ella parece habitar una mítica y violenta Europa de la Edad Media –poblada de prostitutas, caballeros y perros con tres cabezas de dragón–. El cómic Lucifera fue publicado por Ediperiodici y tuvo 170 números entre 1971 y 1980. Una edición francesa fue publicada también por Elvifrance y tuvo 99 números desde 1972 hasta 1980.
12 Biancaneve es un libro de comics eróticos italiano, creado en 1972 por Renzo Barbieri y Rubino Ventura e ilustrado por Leone Frollo. Fairlie Wayne es el verdadero nombre de Biancaneve. La serie, publicada por Edifumetto, se basó en Blanca Nieves y los siete enanitos, sin embargo, pronto se perdió la mayor parte de sus conexiones con la historia original. La serie narra las aventuras sexuales del personaje en un mundo de reyes y reinas, con una gran variedad de monstruos. Biancaneve es una virgen amenazada durante los primeros 4 números de la serie, sin embargo, después de perder su virginidad en el número 5, se hace cada vez más adicta al sexo.
13 Zeuxis parece haber sido un pintor de paneles más que de brocha gorda. El tema de su pintura de Helena de Troya es parte de un mito que surgió en el siglo cuarto. El pintor Zeuxis no pudo encontrar ninguna modelo suficientemente hermosa para posar para un retrato de la mujer más bella del mundo. Entonces seleccionó las mejores características de cinco jóvenes modelos para crear una imagen de la belleza ideal.
14 El Neue Wilde (traducido libremente como Nuevos Salvajes), es un nombre usado para un movimiento originado en Alemania alrededor de 1980. Un nombre más común para este revival fue neo-expresionismo. Sobre gandes lienzos los artistas expresaban su desacuerdo social, su aversión a todas las formas de la hipocresía y fascismo y su ira contra las estructuras establecidas.
15 Durante la Primera Guerra Mundial, los británicos y los estadounidenses enfrentaron una seria amenaza de los submarinos alemanes, que hundían a las naves aliadas a una velocidad peligrosa. Todos los intentos de camuflar los barcos en el mar habían fracasado debido a que la apariencia del mar y del cielo siempre estaban cambiando. Todo esquema de color que permanecía oculto en una situación era visible en otras. Un artista británico y oficial de la marina, Norman Wilkinson, propuso un nuevo esquema de camuflaje. En lugar de tratar de ocultar la nave, simplemente quebró sus líneas e hizo más difícil para el capitán de un submarino determinar el rumbo del barco. El británico llamó a este esquema de camuflaje “Dazzle Painting”. Los norteamericanos la llamaron “Razzle Dazzle”. En una conferencia de 1919, Norman Wilkinson parece haber explicado que el objetivo principal de este esquema no era tanto que el enemigo pierda su blanco sino la posición de tiro, para inducirlo al error cuando el barco fuese avistado por primera vez en el momento en el que estaba en la posición para ser alcanzado. Dazzle era un método para producir un efecto utilizando pintura de tal manera que todas las formas aceptadas de un buque se rompiesen en masas de color fuertemente contrastado, haciendo por lo tanto difícil para el submarino decidir sobre el curso exacto de la embarcación a ser atacada. Los colores más usados eran negro, blanco, azul y verde. Al hacer un diseño para un buque se evitaban las líneas verticales. Las líneas inclinadas, curvas y rayas eran las mejores y daban una mayor distorsión.

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