El holandés errante

2003. Clarín - Revista Ñ. Laura Malosetti Costa.

Nacido en Amersfoort, Holanda, de madre inglesa, y formado como artista en Utrecht, Rob Verf se ha ido enamorando cada vez más del Río de la Plata desde que conoció Buenos Aires hace un par de años. A partir de su primera exposición de dibujos, pinturas y esculturas en el C.C. Recoleta en 2001, viene exhibiendo regularmente sus obras también en Bahía Blanca (Museo de Arte Contemporáneo) y Mar del Plata. Casi todas las que exhibe ahora en “The Uruguay girl” tuvieron su origen en la costa vecina.

El clima que instalan estas pinturas es despojado, desapasionado y con una estética que por momentos recuerda la lisura de los video juegos, con reminiscencias engañosamente infantiles. Resultan inquietantes. Es que plantean, con la fuerza de una obsesión, una reflexión que roza el humor y la ironía, sobre asuntos como el deseo, el poder, la sumisión o la violencia, a partir de lo que el artista mismo define como situaciones: “Mi obra consiste en construir —y luego deconstruir— situaciones. Para mí, una situación es un estado de la mente. En mi obra represento ese estado de mente como una habitación o espacio vacío. Pensamientos y sentimientos son representados como un interieur de objetos en ese espacio”.

Su trabajo gira alrededor de contrastes: sociales, personales, morales: “deseo y repudio, dominación y sumisión, poder y vulnerabilidad”.

Las imágenes de este artista refieren permanentemente a la sexualidad, pero no hay en ellas ningún atisbo ni concesión al erotismo. “Erotismo y sexualidad son dos cosas diferentes —sostiene—, no es mi intención en absoluto inducir a las personas a tener sexo.”

Los cuadros al óleo (que alternan grandes y pequeñísimos formatos) despliegan un dibujo de líneas netas y colores planos, ordenados con minuciosa precisión sobre espacios mensurados geométricamente. Los trazos y colores aplicados en veladuras que rara vez dejan advertir la pincelada evocan la lisura del cómic o de la cibernética, con recursos figurativos de cierta supuesta ingenuidad. Pero una mirada más atenta descubre que todos esos recursos enmascaran una atmósfera densa. Hay en esa operación de enmascaramiento una ironía sutil que establece una distancia crítica del artista respecto del universo de sus propias fantasías y deseos. Y al mismo tiempo ofrece pistas, pequeños gestos que aluden a una sensibilidad refinada que elige con precisión su objeto. “Siento fascinación por una adolescente en particular —afirma—, pero al mismo tiempo me siento muy estúpido al otorgarle tanta importancia. La obra no tiene ya que ver con aquella adolescente, pero sí con esa energía con la que convivo. Mixturándose hasta cierto punto con otras percepciones.”.

Rob Verf enfoca una puerilidad de apariencia inocente con los medios menos inocentes. Su mirada es la de un sabio, la de un conocedor que analiza con detenimiento sus propias vivencias y límites. Recorre, mira, mide, imagina y registra cada uno de esos actos. La caricia del sol en los cuerpos púberes, la suavidad de las dunas, la fragilidad del paisaje se traducen en pequeños y estudiados indicios, en señales mínimas.

Las esculturas (clasificadas como MODEL A,B,C, etcétera) proponen un acercamiento más sensual y directo a las fantasías eróticas: el artista trabaja sobre modelos convencionales de figuras femeninas en yeso de fabricación en serie. Los fragmenta y mutila, pule sus redondeces hasta llegar a la imagen exacta del momento en que la pubertad empieza a esbozar las formas femeninas. Pinta esos cuerpos evocando la suavidad de la carne joven y señala en ellos, como el recuerdo de una frontera entre su exposición pública y privada, la blancura de las zonas no expuestas al sol. Finalmente los envuelve con un film transparente que parece plantear, una vez más, la distancia crítica ante el deseo.

Pero Verf se define a sí mismo como pintor: “Tengo la impresión de que mis esculturas son como pinturas en tres dimensiones. Trabajo en ellas esporádicamente, mientras que en la pintura lo hago en forma constante”. ¿Sus fuentes de inspiración? “Vienen de todo tipo de rincones, tanto de la filosofía como del arte: desde Vermeer a Sade, de Wittgenstein a Picasso y Mondrian, y a las revistas bondage, prelolita comp.-sites, cómics y videos de animación.”

Hasta el 22 de julio en Luisa Pedrouzo, Arenales 834, lunes a viernes de 11 a 20 y sábados de 11 a 13.

http://edant.clarin.com/suplementos/cultura/2003/07/19/u-00703.htm